¿Qué es un cuidador?
Un cuidador provee asistencia para satisfacer las necesidades diarias de otra persona. Sus responsabilidades pueden variar desde bañar, vestir, ayudar con la movilidad, preparar comidas, administrar medicamentos y comunicarse con el personal médico. Hay cuidadores a los que se les paga por sus servicios y que han recibido capacitación y educación para brindar cuidados. Estos pueden incluir servicios de las agencias de atención médica domiciliaria y otros profesionales capacitados.
Los cuidadores familiares suelen prestar servicios sin recibir ningún pago. Los cuidadores pueden brindar atención en el hogar a un padre anciano, un cónyuge u otro familiar o persona sin lazos de sangre, o a una persona enferma o discapacitada. Las tareas pueden incluir el transporte, las compras, las tareas del hogar y la preparación de comidas. También pueden ayudar a las personas a vestirse, levantarse de la cama, comer y a mantener los cuidados ante la incontinencia.
Según un informe de 2020 de la Asociación Estadounidense de Jubilados (AARP, por sus siglas en inglés) y la Alianza Nacional para la Prestación de Cuidados (NAC, por sus siglas en inglés), más de 1 de cada 5 estadounidenses han prestado servicios ya sea a un niño con necesidades especiales o un adulto en los últimos 12 meses.
La mayoría de los cuidadores (el 89 %) son familiares de la persona que cuidan y alrededor de la mitad cuidan a su padre o su madre. Aproximadamente 3 de cada 50 cuidadores prestan servicios a un hijo adulto con necesidades especiales.
Miembro de la familia o un cuidador privado: ¿qué debe tenerse en cuenta?
El cuidado de una persona enferma, anciana o discapacitada puede ser una experiencia gratificante. Sin embargo, según el nivel de cuidado que se necesite y otras demandas de tiempo y energía del cuidador, también puede convertirse en una responsabilidad abrumadora. Cuando esto sucede, puede ser el momento de explorar otras opciones de cuidado de salud en el hogar, tales como la contratación de un cuidador privado. Estas son algunas preguntas que debe hacerse al pensar en la posibilidad de un cuidador privado:
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¿Cuánto tiempo se necesita para ayudar a cuidar a la persona en el hogar? ¿Es probable que esto aumente o disminuya con el tiempo?
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¿Qué nivel de preparación se necesita para brindar el mejor cuidado a la persona en el hogar?
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¿Los miembros de la familia y amigos pueden proporcionar los cuidados necesarios sin que nadie se sienta sobrecargado?
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¿Cómo se siente la persona enferma, anciana o discapacitada respecto de que un cuidador privado lo ayude con su cuidado? ¿Se siente cómoda con la idea de un cuidador privado? ¿Entiende la necesidad que tiene el cuidador de que alguien lo ayude con el cuidado?
Si se toma la decisión de contratar a un cuidador privado, tendrá que explorar muchas opciones. Además, será importante reconocer e incluir las preferencias de la persona que recibirá los cuidados. Considere las siguientes preguntas en su búsqueda de una atención adecuada:
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¿Qué servicios se necesitarían del cuidador? (Trate de escribir una descripción del trabajo que incluya de forma precisa lo que se esperaría de un cuidador).
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¿La persona es empleada de una agencia u organización autorizada por el estado?
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¿Qué servicios específicos prestará el cuidador? ¿Estos servicios coinciden con su descripción del trabajo?
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¿El plan de Medicare del paciente pagará por el servicio? Si no es así, decida exactamente cómo se pagará.
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¿Cuáles son las calificaciones de las personas que brindan la atención?
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¿Estarán disponibles siempre las mismas personas, o será necesario adaptarse a diferentes cuidadores?
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¿La agencia u organización ofrece flexibilidad para que haya atención disponible, por ejemplo, los fines de semana, por las noches y en los días festivos?
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¿Cómo garantiza la agencia u organización que sus empleados tratan con respeto a los pacientes y sus familiares?